Activistas

Carlos Laguna, presidente de COCEMFE Comunidad Valenciana

“Vienen tiempos de grandísimas dificultades y no es el momento de irse”

01/09/2011

Blanca Abella

Afirma que sólo lleva 16 años en el mundo de la discapacidad y que entró porque se lo pidieron. Sin embargo, desde entonces no ha dejado de luchar por los derechos de cada una de estas personas, en Castellón, en la Comunidad Valenciana, y en todo el territorio nacional. Allá donde llegue con sus bastones, es decir, donde haga falta. Le gustan las causas justas, sobre todo las pequeñas, y afirma que nadie le ha regalado nada.

Carlos Laguna no le tiene miedo al futuro, quizás porque ha superado un pasado con muy buena nota, al menos él se siente satisfecho. Nació en Melilla, aunque la profesión de su padre, era militar, le hizo cambiar de residencia en más de una ocasión. Finalmente se asentó en Castellón, donde vive desde hace más de 40 años.
A los cinco años, cree que tras visitar a una amiga que estaba enferma, tuvo un ataque de poliomelitis, “dicen que me contagié así, pero no lo sé”.
La enfermedad le afectó a ambas piernas y tenía problemas de movilidad, sin embargo no paraba quieto. “Mi familia, mis padres siempre procuraban tratarme absolutamente igual que a los demás, igual que a mis hermanos, me han pedido los mismos sacrificios, y te curtes, tienes que buscarte la vida como lo hacían mis hermanos”.
A los 18 años comenzaron las operaciones. “Mis padres quisieron esperar a esa edad porque en esa época aún no se sabía mucho sobre la poliomelitis y las operaciones tampoco daban grandes resultados; además, también querían que yo pudiera decidir algo”.

En unos cuatro años le intervinieron en seis ocasiones. “Hasta que cogí los bastones y dije ‘hasta aquí hemos llegado’, con un bastón en cada mano me encontraba perfectamente cómodo y a esa edad, 20-21 años, yo era casi como César Pérez de Tudela, el famoso escalador, con mis bastones hacía de todo, jugaba al fútbol, subía tapias, corría casi como el primero”.

De su infancia recuerda también esos momentos terribles en los que le ataban las piernas a unas tablas de madera para intentar fortalecer los músculos, y los baños en agua caliente, casi hirviendo, o las recomendaciones constantes de visitar el mar: “mucha playa y mucha arena de playa, eso me decían”.
Pero sobre todo recuerda disfrutar de una vida normal. Carlos Laguna se siente afortunado, quizás por su carácter, o por lo que sea, como él mismo afirma, pero asegura haber tenido una juventud “absolutamente divertida”.

Trabajar y disfrutar

“He hecho de todo en esta vida”. Y es que empezó a trabajar con 19 años, en el periódico “Mediterráneo”, como corrector.  Desde entonces no ha parado. En el periódico, durante 14 largos años, pasó por casi todas las secciones. “Además era la época dura en la que tú lo hacías todo, entrevistar, escribir crónicas, maquetar… todo”. 
Años más tarde, y al mismo tiempo que trabajaba en el periódico, asumió la gerencia del Club Deportivo Castellón. “Tenía 26 años y, aunque resulte algo paradójico, con las dos piernas afectadas de polio era el gerente de un club de fútbol, el más joven de primera y segunda división”.
Y así un año tras otro, sin parar, porque además empezó a conducir muy joven y logró ser completamente independiente, “absolutamente autónomo en todos los sentidos”.

De esta manera, lo mismo se encargaba con placer de gestionar el equipo de fútbol, que acudía al periódico o colaboraba en otros medios, en muchos, por eso en Castellón le llaman ‘el multimediático’.

Todo ello sin dejar de lado la política. “En el periódico había fundado la sección sindical de UGT, en plena transición, y es que de jóvenes casi todos somos muy impulsivos y en mi juventud yo era casi el enemigo público número uno de la UCD en Castellón, porque me parecía que la transición era muy lenta y nos faltaba una revolución cultural, educativa, social, etc.
Sin embargo, curiosamente, en 1983 cofundé el CDS en Castellón. En este partido me moví como pez en el agua porque era un partido absolutamente progresista”.

Activismo y deporte

Y al fin contactó con el movimiento asociativo de la discapacidad. Entró en este mundo porque se lo pidieron, “pero luego me envenené”.
Una vez dentro, asegura que se engancha completamente a este activismo y empieza a dedicarle todas las horas del mundo, “sobre todo viendo que las cosas salían bien y que, a pesar de todo lo que nos faltaba por recorrer, íbamos avanzando en el camino”.

Apostando por la discapacidad y luchando por las causas justas, sobre todo por las pequeñas, que es lo que más le gusta, Carlos Laguna se encuentra ahora con una responsabilidad considerable en varios frentes: vicepresidente del CERMI Comunidad Valenciana, presidente de COCEMFE Castellón y presidente de COCEMFE Comunidad Valenciana… además de otras responsabilidades en el ámbito social, empresarial y deportivo. Y todo ello de manera altruista. Carlos Laguna sólo cobra un sueldo en su trabajo como Director Territorial de FSC Inserta en la Comunidad Valenciana, empresa de Recursos Humanos y Consultoría de Fundosa Grupo. Lo demás, por puro placer, por esas luchas que él asume como propias.

“Cuando alguien lucha por él está luchando por los demás y cuando lucha por los demás, está luchando por él”.

Cuenta con regocijo todo aquello que han sumado con el tiempo, para todos, por sus derechos. “Con el transcurso de los años somos 91 asociaciones; antes en Castellón había sólo una persona trabajando, ahora somos 33; teníamos una furgoneta de transporte adaptado, que trasladaba a unas 10-12 personas; hoy tenemos 20 furgonetas, y trasladamos gratuitamente y de manera diaria a 420 personas; se consiguió mucho en aquella época porque faltaba mucho por hacer, pero a base de esfuerzo, tesón, sacrificios, y de hacer de mosca ‘cojonera’ permanentemente, de cualquier poder establecido”.
Y como sigue siendo joven y entusiasta, aún le queda mucho por hacer. No quiere abandonar el barco ahora, precisamente, que las cosas se han puesto muy difíciles. “Si pintasen oros en vez de bastos, seguramente ya me habría ido, pero si estoy es porque sé que vienen tiempos de grandísimas dificultades y no es el momento de irse”.

Sigue trabajando y luchando, de un lado a otro, con sus bastones, su coche, o lo que sea necesario, con la misma intención de siempre, porque a él lo que le gusta es superar las dificultades y porque “a mí nadie me ha regalado nunca nada”.

Y sigue vinculado al deporte, porque le apasiona. “Me encanta el deporte, todos los deportes. No soy ni del Barcelona ni del Madrid ni ‘anti’,  soy de equipos pequeños. Todo el mundo debe ser más tolerante y no ser tan ‘anti’, pero eso sí, disfruto cuando el Betis le gana al Barcelona o el Celta al Madrid”.
Y mientras, sin miedo al futuro, asegura que lo que más le gustaría es dedicarse a escribir. Una vez jubilado, o antes, si pudiera hacerlo compatible, escribir, ese es su sueño.